martes, 9 de noviembre de 2010

A mis cuarenta y quince, de madrugada,
en un coche sin frenos, que va frenando,
setenta veces siete vuelvo a Granada
porque mil y una noches pasan volando.


Verso a verso, maestro, venga otro vino,
Ríos de buena tinta, vinagre de cal,
lamparón de la lámpara de Aladino,
Elliot Ness y el Padrino, tal para cual.

Sin miedo al tobogán, por amor al arte,

si lo escuchas vecina, sin vacunarte,
te crece un sarpullido rojo en la piel.

Mataba Victorinos cuando Guisando,
te cuela cien canciones de contrabando,
sesenta corazones para Miguel.

Amén, JS, Sabina





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